jueves, 31 de enero de 2008

María Fátima do Santos Carvanho

Hoy la he visto, después de un montón de meses. Borracha perdida. Ciega y tirada en la acera, con un colocón guapo. Que pena. Su historia era otra, eso me creí yo pero, hoy me he dado cuenta de la realidad. Aunque la conocí de otra forma, me acuerdo perfectamente:

-¡Atento, atento ECO5 de H-Cero!
-Adelante, adelante para ECO5.
-Nos avisan desde el Servicio de Emergencias a la espera de una ambulancia, es un servicio con una parturienta en C/ Mayor 92.
-Recibido, recibido H-Cero.

Rotativos en funcionamiento y rápidamente hacia allí, a ver qué nos encontramos. Mi compañero refunfuña, preguntándose por qué siempre llegamos antes que la ambulancia:
-Un día nos comeremos un marrón que ya verás tú, que por qué actuamos, que si debíamos haber esperado a un médico...¡Bah!
-Tranquilo tío, tranquilo. Hacemos lo que sabemos y no le des más vueltas. No es tu responsabilidad.

Llegamos al lugar pronto, a esas horas y de noche había poco tráfico, como esperábamos no está la ambulancia por ningún lado. El compañero se dedica a reservarle sitio y dirige el tráfico, mientras, yo me acerco a la parturienta. ¡Joder!, pienso, es muy joven, pero muy joven. Se ha refugiado en el soportal de una casa, semitumbada sobre un chico joven que debe ser su pareja. Tiene las piernas extendidas hacia la calle, en plena acera y gime de dolor, quejándose con agonía. Su cara da miedo, completamente desencajada, sus ojos cerrados, apretando fuerte y cuando los abre están fuera de órbita, en blanco. Está sufriendo, mucho.

Su acento es marcádamente portugués, más o menos nos entenderemos. Si puede hablar, claro. Me aseguro de que no ha roto aguas ni de que ha manchado, pero no veo rastro alguno de sangre u otros fluidos por su pantalón o sobre el suelo. Le doy mi mano y la coge rápidamente, aprieta fuerte, muy fuerte. Le pregunto su nombre y edad, tengo que ver su estado de consciencia por así decirlo y responde por María, me da hasta los apellidos y dice tener 15 años, casi 16. Está muy asustada y parece que le duele mucho. La intento tranquilizar diciéndole que la ambulancia está a punto de llegar y que intente relajarse, que respire fuerte y espaciado, que la ayuda ya llega.

Esos minutos son eternos para mí, imagino entonces lo que debe estar pasando por su cabeza. La cosa no mejora y la ambulancia no llega. Comunico por emisora la situación para que meta prisa al Servicio de Urgencias, joder dónde cojones estará la ambulancia. Me da por preguntarle a María de cuánto tiempo está embarazada...a ver, ¡ups! Siete meses dicen las cuentas, a ver si vamos a salir en la tele... De repente se escucha una sirena a lo lejos, el rotativo naranja resplandece en las sombras de la noche.

-Ves María, ya está aquí la ambulancia. Enseguida te vas a poner bien.
-Ay, ay, me duele mucho.
Me dijo con su acento portugués.

La médico se acerca deprisa y le explico la situación, le toman una vía y la meten en la ambulancia camino del hospital. Luego me enteré que sólo fue un susto, que le recomendaron reposo y cuidarse un poquito más...

-Atento, atento H-Cero de ECO5.
-Adelante, adelante para H-Cero.
-Servicio finalizado. Parturienta trasladada al hospital en ambulancia.
-Aquí H-Cero. Recibido de ECO5, recibido.

Presentación

Comienzo hoy un diario digital en el que expresaré mis reflexiones ante la sociedad en la que vivimos, a la cual me enfrento a diario y a la cual sirvo públicamente. Esa sociedad que fagocita a sus miembros deshumanizándolos y convirtiéndolos en androides manipulados que no se paran a pensar el por qué de las cosas. Una sociedad, la española, donde es muy difícil encontrar a alguien que admita su error o que diga que se ha confundido y donde el egoísmo y la cobardía convierte a la sociedad en un ente insolidario y sobre todo, incívico. Todo lo contrario a lo que debería ser. Por eso, iré contando mis experiencias reales mezcladas con mis pensamientos nacidos en largas noches dentro del ECO5, reflexiones desde el coche patrulla.

PRENSA

Esperando Contenido Widget ...