El otro día me tocó pasar la mañana en el juzgado. Por segunda vez tuve que volver al suspenderse con anterioridad la vista, es algo que pasa mucho así que no te pilla de sorpresa pero si te jode bastante porque, los de siempre, es decir nosotros, a pringar. Nunca nos avisan de que se suspende, o de que ya ha habido pacto entre las partes, o de que te puedes ir, o de que te debes quedar, en fin que importamos una mierda pero la experiencia te dice como moverte por el juzgado para que pases el trámite sin más, hagas lo que tienes que hacer y adiós buenos días.
Así que allí estaba, otra vez, el agente que suscribe, los compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, el abogado de la defensa, el Mº Fiscal, forense, su Señoría... En fin, todos. Bueno no, todos no. Ni el acusado ni la denunciante de los malos tratos estaban allí, otra vez. Y claro, se suspendió el juicio, de nuevo. ¿Y? ¿Pasará algo? ¿Se tomarán las medidas para que algo así no vuelva a repetirse? Pues no, ya os lo digo yo. No. Aunque la Ley diga lo contrario.
Si cuatro guardias, un abogado y el resto del juzgado pierden unas horitas de varias de sus mañanas pues, que se jodan que para eso están ¿No? Da igual que yo hubiera tenido que cambiar el servicio porque me tocaba trabajar la noche de antes, da igual que uno de los compañeros de la Nacional esté ahora destinado en Melilla y se haya pegao un día de viaje para llegar hasta aquí y otro para volver y da igual que se malgaste el dinero de los contribuyentes en folios y folios de expedientes. Da igual. Y es una pena.
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