lunes, 14 de junio de 2010

Viva el delito

El dibujo, una obra de arte, fue portada en 1991 en ABC. De Antonio Mingote, claro. En él se aprecia a un hombre de mediana edad, apoyado en un esquina callejera, con un puñal clavado en el abdomen y un hilo de sangre bajando por su rostro. Su sombrero está en el suelo, como su ánimo. Y una buena mujer acude en su socorro. Ofrece sus manos para incorporar al inocente ciudadano atracado y herido, mientras la víctima le formula un ruego: «Y sobre todo, que no se entere el juez de que le he pegado una bofetada al atracador».

Se suceden sentencias contra policías nacionales o municipales que condenan el cumplimiento de su deber, de su fundamental deber, que no es otro que defender a la sociedad del delito y los delincuentes. Son condenados a penas de prisión, expulsados de sus Cuerpos y en alguna ocasión, obligados a indemnizar al transgresor de las leyes. Un buenismo de izquierda tonta impera en las primeras instancias judiciales. Los policías no se pueden defender. Disparar contra un ladrón, sin causarle la muerte, que ataca al policía con un cuchillo, es un hecho condenable. Atacar al policía con un cuchillo es un asuntillo menor, una pequeña falta que no merece la atención de algunos jueces. Al paso que vamos y llevamos, los policías no van a intervenir contra el delito, porque los delincuentes se van de rositas y ellos son los condenados. -LEER MÁS-

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