viernes, 12 de diciembre de 2008

ALCOHOL, ANARQUÍA Y MUCHAS HOSTIAS A LA POLICÍA

La permisividad que la sociedad tolera con ciertos grupos de ideología anarquista supone un fracaso social total porque, lejos de implicarse en el civismo social que propagandan estos grupos, nos encontramos con corpúsculos intolerantes que, a través de la violencia, buscan la consecución de sus intereses imponiendo el miedo. Es decir, el totalitarismo anarquista.

Resulta gracioso ver cómo ciertas clases sociales admiten tal cosa con la media sonrisa de la ignorancia, creyendo que la actitud de estos grupos se basa en una simpática visión ideológica de la izquierda desde la juventud cuando, en realidad, se trata de elementos asociales y antisistema o simplemente de delincuentes de tomo y lomo. Me encantaría ver el careto de uno de esos que sonríe, al ver un punkie creyendo que es un héroe callejero o que defiende a los okupas como si fueran activistas sociales merecedores de un Nobel de la Paz, cuando esos libertarios le pegaran fuego a su coche por el mero hecho de estar en el sitio equivocado en el momento inadecuado o, los mismos libertarios, okuparan su casa para establecer en ella un centro social para la defensa activa de la libertad anarcojuvenil en las calles de la hermana y herida Grecia.

Los himnos y cánticos de estos individuos son de sobra conocidos por nosotros, los policías. Sabemos todos, porque lo debemos saber y si no ponte las pilas, que somos objetivo potencial de sus iras. Nos consideran perros fascistas ya que defendemos el Estado de Derecho y nos vendemos a la voz de nuestro amo, el Poder político y el Capital, globalizador y asesino. Por eso nos gritan aquello de "PO-LI-CÍA, A-SE-SINA", o "VOSOTROS FASCISTAS, SOIS LOS TERRORISTAS" y la que más me gusta "ALCOHOL, ANARQUÍA Y MUCHAS HOSTIAS A LA POLICÍA", que define de forma absoluta su razón de ser y actuar.





Si a Santos Mirasierra -por cierto, del que pidieron su libertad varios grupos anarquistas españoles- le han caído tres años y medio por lo que le han caído, a estos otros santos tendrían que caerles lo mismo, o más. ¿No? Pero ya verán ustedes como salen de rositas y, si me apuras, algún policía tendrá que dar explicaciones por su actuación mientras los pacifistas arrasaban el centro de Madrid y Barcelona. Tiempo al tiempo.

Para finalizar me gustaría recordar los medios que tenían como herramienta los policías municipales de Madrid, al menos los que hemos visto por la tele o en vídeos. Inexistencia absoluta de material antidisturbios; cascos de moto, sin escudos, defensas apropiadas o armamento acorde para la disolución del desórden público. ¿Por qué? Porque al político se la suda. De igual manera se la suda la opinión de los policías porque, ¿cuántas veces habrán avisado los agentes, sus representantes y hasta sus jefes que unas puertas de cristal y unos grandes ventanales -además sin blindar y sin protección alguna- no son lo más apropiado para una comisaría? Pero, quedan tan bien y damos una imagen tan chula ¿Verdad, politicucho de turno?

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