Cumpliendo las órdenes establecidas nos dirigimos al camposanto municipal. Aún resplandecía la luz del día aunque el sol empezaba a ponerse, pero reflejaba esa luminosidad típica de última hora de la tarde. La verdad es que había poca gente, pero en un cementerio siempre hay alguien. Dimos unas rondas por fuera con el coche patrulla, intentábamos buscar algún daño en el muro del cementerio por donde se hubiera podido acceder a su interior, alguna valla rota, seto estropeado o similar. Pero nada. No vimos nada anormal. Después decidimos dar una ronda con el vehículo por el interior, el cementerio está habilitado para ello y aunque tiene alguas calles por las que se puede circular no es lugar más idoneo para patrullar en coche, así que tras un par de vueltas aparcamos e iniciamos una patrulla a pie.
Lafu dijo resoplando -Bueno, ya estamos aquí. Manda cojones con el servicio- Y yo le contesté -Bueno, ¿es que es la primera vez que prestas servicio en el cementerio o qué?- Entonces me miró con cara de cabreado.
-Claro que he prestado servicio en el cementerio, ¡pero distintos! Una cosa es Todos los Santos o entierros de personalidades y otra cosa es ésto ¡Coño!
-Pues no veo yo la diferencia- Le espeté maliciosamente.
-¡Que no ves la diferencia! -exclamó- Pues está bien clara macho, no es lo mismo esos servicios que tener que estar aquí patrullando a pie como si esto fuera la puta calle. ¡Vamos!... En 30 años de servicio jamás me ha pasado. Nunca.
-Es que los tiempos cambian.- Volví a meter cizaña...
-Que los tiempos cambian... Ya lo creo. Lo que hay que ver, vigilando nichos. Es que manda cojones.
-Joder Lafu, no sé por qué tanto cabreo. ¿No es mejor un servicio tranquilito como este que liaos en la calle?
-Anda, calla,calla- Me dijo mientras manoteaba nerviosamente como mandándome a paseo.
Ya me había dado cuenta de que a mi compañero no le gustaba estar allí pero me lo pasaba bien vacilándole un poquito. El sol ya casi se había puesto y empezaba a refrescar, Lafu no tardó en darse cuenta.
-Habrá que volver al coche, hace frío.
-Sí, cogemos la chaqueta y seguimos ¿no?
Lafu me miró y no se calló -Tú hoy me quieres putear...- dijo, así que seguí con mis formas -¿Yo?- exclamé con asombro -Que va, hombre. Para nada- le contesté mientras me aguantaba la risa por dentro.
-Lo que pasa, Lafu, es que te veo un poco nervioso.
-¡Que nervioso ni que pollas...! Te vas a ir a la mierda como sigas puteándome.
-Vale tío, joder que no aguantas una broma.
-¿Una broma? Ya os vale, ya. Que llevais una semana puteándome en el cuartelillo. Tú, Enríquez, el Sargento y todo dios... Que estoy hasta los cojones.
-Venga hombre, no te cabrees que no es para tanto. Además, no sé por qué viene tanto rollo...
Lafu se dirigió hacia el coche, y yo detrás claro. Lo abrió y miró al cielo, recogió la chaquetilla y se la puso mientras sacaba un paquete de Ducados del bolsillo, se puso un pitillo medio caído en la boca y lo prendió. La bocanada fue honda, la espiración larga. No dijo ni mu. Se apoyó sobre la puerta medio abierta del vehículo y puso su pie en el estribo del mismo mientras seguía fumando tranquilamente, mirando el cielo. Me di cuenta de que no le gustaba estar allí así que decidí no cabrearle más, ya me había divertido un poco y ahora no era tiempo de seguir con la broma.
-Bueno Lafu, tú dirás que eres el veterano.
-Pues eso, yo diré.
Silencio. El tío no decía nada. Acabó el pitillo y cerró el coche patrulla. Debieron ser sólo unos minutos pero me pareció más tiempo, entonces se dirigió hacia mi.
-Anda vamos. Habrá que dar unas vueltas a pata por aquí antes de que anochezca del todo.
-Okey, colega. Si se nos echa la noche encima no veremos ni pijo...
Patrullar por un cementerio al anochecer es descubrir el silencio y la tranquilidad. Sólo nos cruzamos con algunas personas que ya se iban después de haber pasado allí la tarde, arreglando las lápidas y nichos de sus seres queridos. Es curioso lo que se puede ver en algunas lápidas. Siempre me ha llamado mucho la atención cómo están decorados los nichos, tumbas y panteones de los cementerios. Intenté quitarle tensión al compañero.
-Mira Lafu, ése era del Atleti. Menudo escudo le han cascao en la lápida...- Lafu miró hacia arriba con idiferencia. -Joder, hay un montón con escudos de fútbol- Le dije.
Patrullando por allí me di cuenta de que puedes saber mucho de una persona mirando su lápida. Unos tenían escudos de sus equipos del alma, nunca mejor dicho. Otros tenían fotos, suyas y con sus seres queridos. También había algunos con fotos de sus mascotas; perros, gatos, pájaros, incluso caballos. Los que me alucinaron fueron los de los coches.
-¡Hostias! Mira esa lápida tío. Se ha grabado el escudo de la BMW en colores y se ha puesto una foto del coche...- Le dije sorprendido. Lafu lo miró y me contestó -Sí, ahí hay otro- mientras señalaba con su dedo indice hacia el muro de nichos del otro lado -¿Lo ves? Se ha puesto el buga., tuneado...-
Mi perplejidad era absoluta. Nunca había visto algo así, claro que no es uno de mis hobbies el pasear por los cementerios por la noche, pero estaba alucinando. Me preguntaba cuánto debía costar que te hicieran una lápida así. Imagino que mucho. Pero, una última voluntad es una última voluntad. Pensé.
-Bueno chaval, yo no veo nada anormal. Los escudos del fútbol y los coches tuneados no son nada. Ya me contarás qué coño hacemos ahora.- Me dijo Lafu.
-Pues volvemos al coche y tomamos un café por aquí cerca ¿no? Nos calentamos un poco y nos preparamos para la noche, que será larga.
-Ya te digo. Larguísima. Toda la noche aquí...
Así que nos dirigimos hacia el coche y nos fuimos a cargarnos de cafeína contra el sueño, ambos sabíamos que la noche sería larga. Patrullar un cementerio de noche esperando que algún chalao entré en él para hacer rituales budú, profanación o gamberrismo necesitaba de una buena dosis de café. Corto y fuerte.
A eso de las doce de la noche volvimos al cementerio. Primero dimos unas vueltas a su alredeor, encendimos los focos laterales del puente del vehículo patrulla pero no vimos nada fuera de lo normal. Los operarios nos habían facilitado una copia de las llaves así que accedimos a su interior. Lafu conducía, paró en la parte central del inicio del camposanto.
-Desde aquí tenemos una perspectiva bastante amplia.- Me comentó.
-Sí, más o menos general. Pero no total.
-Bueno, ya nos moveremos luego. Ahora abre bien los ojos a ver si ves algo.
-Vale, pero desde aquí si entra alguien nos va a ver enseguida.
-Bueno pues ya correremos detrás. Que pesadito estás, coño. Pues no nos queda noche por delante...¡Joder!
-Vale, vale, tío. Tranqui, no te cabrees hombre.
Tres cuartos de hora después, Lafu movió el coche. Lo aparcó tras un muro al lado del complejo funerario, estabamos muy escondidos. Me dijo que permaneciéramos allí un rato, en silencio por si escuchabamos algo. Pero nada, ya pasaba de la una de la madrugada y no habíamos escuchado nada. Nada de nada.
-Bueno chaval, vamas a dar una vuelta a pie.
-Joder, creía que no lo ibas a decir nunca.
-Sí, es que tú eres muy listo. Muy listo...
Salimos del coche patrulla e iniciamos la patrulla a pie. La verdad es que era una sensación muy extraña. Eso de patear entre muros de nichos, panteones y tumbas en medio de la madrugada era una cosa rara. El frío de la noche se te colaba dentro del cuerpo y el teatro de ceremonias tan tétrico te producía una sensación rara. Entendí perfectamente que la sugestión mental puede producir curiosas situaciones. Si además estás esperando algún intruso que hace cosas raritas, pues, me dio que pensar.
Lafu no articulaba palabra, de vez en cuando encendia la linterna y alumbraba hacia algún sitio, gesticulando y braceando desesperándose por la situación. Subimos, bajamos, izquierda, derecha, en coche, andando. Nada, eran las dos de la madrugada y nada de nada. Así que decidimos almorzar. Realizar lo que los policías llamamos punto cero. Entonces Lafu sí que dijo algo.
-Ya verás como en cuanto empecemos a comernos el bocadillo pasa alguna cosa y nos jode el almuerzo. Seguro. Pero seguro.
Sacamos del maletero los bocatas, envueltos en papel de aluminio, unas latas de cerveza y el termo con café. El capó del coche nos servía de mesa. Lafu se frotó las manos y empezó a desenvolver el bocata.
-Mira que me jode comer de pie, eh...
-¿Lafu, quieres cerveza o coca-cola?
-Vaya pregunta. Cerveza hombre. Cervecita.
-Toma, estas del Mercadona están cojonudas. Yo coca-cola, que queda mucha noche.
-Por eso. Dame, dame la birrita.
Lafu abrió la lata de cerveza y le pegó un trago, degustó el zumo de cebada y apoyó la lata en elcapó del vehícuo. Luego, desplegó el papel de aluminio como un mantel y cogió su bocadillo con las dos manos, llevándolo hacia su boca.
-¡Mmmm, tortilla de patata con el pan untado en tomate!
-No te mereces a esa mujer que tienes.
Lafu se reía a carcajadas. Estaba claro que la cerveza y la tortilla con tomate le había hecho volver del mundo de los muertos. Mi bocata era de jamón, también le había untado tomate y, además aceite, pero me lo había hecho yo por la tarde. No tengo la suerte de mi compañero. La coca-cola estaba fría a pesar de llevar un buen rato en el maletero y el pan también aguantó crujiente. Lafu acababa de pegarle un buen bocado a su bocata de tortilla y hablaba con la boca llena.
-Efsftá cojonuo, macho...
-¿Qué dices?- le dije para que siguiera hablando.
-Que efsftá cojonuo.
-¿Cómo? No te entiendo.
-¡Qué está cojonudo! Anda y que te den...
Los dos nos sonreímos y continuamos el almuerzo en aquel silencio absoluto del camposanto, en medio de una tranquila noche entresemana. De repente escuchamos un fuerte ruido, seco pero estruendoso. Como si se hubiera caído algo de gran peso. Luego el chirrido de unas bisagras. Lafu alzó la cabeza sorprendido, yo la giré hacia el ruido.
-¿Eh, has oído eso Lafu?
-Schsss, calla. Me cagüen la puta...
6 comentarios:
Ehhhhhhhh no puedes acabar asi! Sigue sigue!
Compañero nos tienes en ascuas a todo el turno!
Je, je, to be continued compañero...
Eco, yo no había tenido la ocasión de disfrutar de una noche tan mágica.
Esperaremos el final.
Hola F. Boiso, pues te juro que fue verdad. Eso sí, la cuento empleando mis recursos literarios y bloggeros, juas, juas...
Saludos colega.
Joé, qué suspense...
No tardes en continuarla.
Saludos.
JM - metropoli
Por Dios, cuenta el final...
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