domingo, 1 de noviembre de 2009

Thriller night (III)

-No ves, ya sabía yo que nos joderían el almuerzo ¿Qué coño es ese ruido?- Dijo Lafu mirando hacia el lugar donde sonó aquel seco estruendo que escuchamos en medio de la noche. -Me voy a cagar en su puta madre... Como sea algún payaso de esos del budú me lo calzo. Te lo juro por Dios, como sea un payaso de esos ya verás.

-Calla, Lafu, calla.

Los dos mirábamos hacia la zona en la que nos pareció escuchar aquel ruido, ambos con la cara seria, levantando la cabeza y afilando las orejas. Parecíamos dos guepardos, como cuando se quedan quietos acechando su presa. De pronto volvimos a oírlo, un ruido seco, estruendoso. Sonido de piedra, de losa rompiéndose. Entonces vimos pasar una sombra, fugaz, rapidísima. Un instante. Algo borroso se deslumbró por un segundo en la tapia del cementerio, tras unos cipreses y unos setos.

-Me cagüen la puta de oros, ¿qué coño ha sido eso?
-No lo sé, Lafu. No tengo ni idea.
-Me cagüen la puta con los subnormales...

Nos acercamos hacia aquella parte del cementerio, cerca de la tapia lateral pasada la entrada. Los dos abríamos los ojos como platos y agudizamos el oído todo lo que pudimos pero no vimos nada raro, allí no había nadie. Ni rastro.

-¿Tú ves algo chaval?
-No tío. No hay huellas ni nada.
- Me cagüen la puta...

De repente oímos otro ruido, pero esta vez detrás nuestra, un crash claro y contundente. Nos giramos y vimos cómo una maceta grande de flores había caído desde un muro de nichos, destrozándose en mil pedazos sobre el suelo del cementerio. Lafu no aguantó más y gritó:

-¿Quién va ahí? ¿Quién va? ¡Eh!- Pero no obtuvo respuesta alguna. Silencio absoluto cuando de nuevo una sombra se dejó ver por la parte de arriba del muro de nichos, pasando muy rápida. Lafu volvió a gritar:

-¿Has visto eso?- me preguntó primero-¡Eh, alto ahí! ¡Alto! ¡Policía!
-Pero Lafu, tío, no grites. Si no sabemos qué coño es eso- le dije mientras intentaba seguir con mi mirada aquella sombra. Entonces me di cuenta de que Lafu se había echado mano a la cartuchera y mientras recorría de puntillas aquel pasillo de nichos detrás de no sé qué, su mano derecha se posaba en la culata de su pistola mientras refunfuñaba:

-Me cagüen la puta con los gilipollas, se va a llevar un taponazo en todo lo alto. Ya verás tú, a mi que no me vengan con chorradas, que me da lo mismo ¡eh!
-No seas animal hombre, tranquilo. No hace falta desenfundar, joder.
-¡Y un huevo! ¿Tú qué sabes? A ver, ¿a qué nos enfrentamos, listín? A mi que no me vengan con hostias que al primer mamón que venga por mi me lo fundo.
-Pero qué van a ir por ti, hombre, qué van a ir por ti...

Lafu movía la cabeza de lado a lado, inquieto y corriendo tras aquella sombra. Yo iba detrás y me reía por dentro al pensar en cómo se iban a reír en el cuartelillo al contarlo todo, entonces Lafu me susurró:

-Chaval, tira p'allí. Ábrete hacia la izquierda por detrás del muro y nos encontramos en el otro lado.
-¿Y por qué no vas tú?
-Me cagüen todo lo que se menea ¡joder! Que tocapelotas eres, coño. ¿No vas tú por detrás?
-Vale, vale. Pero ten cuidado, no me vayas a pegar tú el taponazo a mi, quita la mano del arma, joder.
-Tira, tira- me contestó mientras me mandaba a paseo con su mano, repitiendo el gesto con su mano para que yo entrara por detrás de los nichos.- Tira ya, hombre...

Me acerqué rápido al muro de nichos, había poca luz, la noche era cerrada. Hacía frío. No se escuchaba nada pero sabíamos que había algo. Entonces me di cuenta que, de forma inconsciente, yo también había echado mano a la culata de mi pistola, es más, mi pulgar estaba sobre el martillo percutor y ya había retirado la correa que sujeta a la pistola. Por un momento me sorprendí y pensé -joder, lo que hace la adrenalina- . De forma instintiva me estaba acercando al supuesto objetivo preparado para cualquier cosa, el escenario y la compañía me dejó llevar. Es increíble como el cerebro puede mandar sobre tu cuerpo, no sé si llamarlo miedo o precaución, pero el caso es que allí estábamos los dos, mano en la pistola y a cada extremo de un muro de nichos del cementerio esperando a ver qué encontrábamos al otro lado. Miré a Lafu, estaba oscuro pero las bandas reflectantes del uniforme nos hacían visibles.

-Lafu- le dije en voz baja- a la de tres vamos juntos- pero Lafu ni me miró, cuando me di cuenta ya había dado la vuelta al muro y lo perdí de vista. Entonces giré sobre los nichos y encaré el siguiente pasillo, allí nos encontramos cara a cara con el más allá...

Lafu había desenfundado y llevaba el arma apuntando hacia arriba, corriendo hacia mi gritó:

-¡Me cagüen la puta con el gato! Será cabrón.
-Qué susto nos ha pegao el jodido.
-Me cagüen su puta madre.
-Misi. Bis, bis,bis- le dije a aquel gran gato callejero que se había dedicado a pasear por el interior del camposanto.
-Hay que joderse, chaval. Un gato. Me cagüen la... Anda, vamos pa'l coche a escuchar un poco la radio que hace frío.

Así que comenzamos la vuelta al coche patrulla tras haber descubierto el secreto de aquel cementerio, al menos de aquella noche. Entonces noté otra sombra que pasó muy cerca de mi, casi rozándome y dentro de mi cabeza escuché una dulce y suave voz de mujer que me dijo adiós en un susurro. Noté un escalofrío. Miré a Lafu, pero él iba acariciando a aquel gato grande que había recogido en sus brazos, sonriendo de oreja a oreja.

-Lafu, ¿has oído eso? ¿Lo has sentido?
-Anda, vete por ahí chaval. Que no me vacilas más.- Me dijo mientras se volvía dándome la espalda y dirigiéndose hacia el coche patrulla.


4 comentarios:

FBoiso dijo...

Imaginaba cual podría ser el final de esta historia.
Enhorabuena Eco5, este tipo de cosas es lo que nos gusta que cuentes. El público en general suele desconocer muchas de las cosas a las que nos enfrentamos y solo se quedan con el tema de la multa por aparcar mal.
Hay cientos de historias cotidianas que está bien que se den a conocer.

ECO5 dijo...

Gracias por la felicitación F. Boiso, se agradece viniendo de un compañero, que además tiene un gran blog.

JM - metropoli dijo...

Yo también te felicito por la historia, y suscribo lo dicho por FBoiso.

Ojalá la gente de a pie pudiera conocer aunque sólo fuese un poco mejor esas historias que forman parte de vuestro día a día.

Gracias por vuestra entrega constante.

JM - metropoli

ECO5 dijo...

Gracia JM. Lo mismo te digo ya que gente como tú hace más grato nuestro trabajo, ojalá todo el mundo fuera tan comprensivo como tú.

Saludos y perdona los tacos Padre, pero es que los escolapios no me enderezaron del todo, je, je...

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