jueves, 18 de septiembre de 2008

Fuego (I)

Acabábamos de sentarnos a cenar el almuerzo de madrugada que, como todo almuerzo que se disfruta para tomar algo y descansar, se llama "punto cero". Da igual dónde lo hagas, pero esa noche estábamos en nuestra Central. Aquella noche de invierno hacía mucho frío, podías ver cómo se formaba el hielo en el ambiente y cómo iba cayendo hasta posarse en toda cosa que estuviera al aire libre. Esa noche se cumplió la máxima de que cuando la cosa va tranquila y realizas punto cero comienza el meneo. Y así fue. Nada más sentarnos, a eso de la mitad de la madrugada, sonó el teléfono en la Sala Central, el aviso tardó un segundo en llegarnos.

- A ver, ¡atentos! Posible fuego en un domicilio.- Nos gritaron desde la Sala del teléfono.
- ¡Joder! Siempre igual, en cuanto paras...
-Ya te lo he dicho yo, ésto siempre pasa. Siempre.

Pegué un trago largo de mi Coca-Cola y salí pitando, el compañero refunfuñaba con la boca llena de su bocata de chorizo.

-Conmmdummce tú, estamos cerjmca...
-Como te atragantes te va a hacer el boca a boca tu padre. A ver si vamos a tener una víctima antes de llegar al incendio.
-Que no joder, que era el pan que estaba seco ¡Ya está, joder! Vamos, vamos...

Montamos en el coche patrulla, rotativos luciendo y rapidito. Al llegar nos encontramos a varios vecinos en la calle, pero no tenían muy claro lo que pasaba. Lo cierto era que, sin duda alguna, olía a quemado y salía humo de un piso, así que el fuego debía ser cierto.

-Eco 5 para Hotel Cero ¿Me recibe?
-Adelante, adelante para Hotel Cero.
-Aviso de fuego real, repito, aviso de fuego real. Avise a bomberos.
-Recibido, recibido. Doy el aviso y os digo algo.
-Recibido, date prisa.

Entonces preguntamos a los vecinos si estaban todos fuera del edificio o si sabían si alguien estaba dentro de aquel piso del que salía humo.

-Pues, no sé, me parece que allí vive un rumano...
- Sí, sí, allí vive un tío que trabaja de peón. Sí, un rumano...
-¿Seguro? No estará de juerga o se habrá ido a Rumanía.- Preguntó mi compañero.
-No, no. Ese tío está allí dentro. -Decía un vecino.
-Habrá llegado de juerga y se ha quedao sobao fumando en el sillón, fijo... -Decía otro.

Ante tal posibilidad decidimos entrar a por él, aún no habían llegado los bomberos pero como salía muy poco humo creímos que dentro no habría mucho fuego. Lo malo era el humo y precisamente eso era lo que nos daba el miedo de que aquel rumano palmara.

-Eco 5 para Hotel Cero ¿Me recibe?
-Adelante, adelante para Hotel Cero.
-Vamos a entrar, es posible que haya una persona dentro.
-Bomberos están avisados, llegan en dos minutos. Esperadlos, no entréis.
-Sí que entramos, tranquilo, iremos con cuidado.

Y así lo hicimos. Sacamos del maletero las máscaras de humo que, gracias al empeño sindical, conseguimos tener como dotación, encendimos las linternas grandes y pa'dentro...
Pero eso os lo cuento otro rato, ¿vale?

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